Siempre he creído que escribir lo que uno siente es terapéutico. No entraré en detalles ni presentaciones, no es un diario personal lo que redacto, simplemente es ordenar la maraña de pensamientos que hay dentro de mi. Tengo veintidós años de ser cristiano (como si el tiempo contara), estoy a mis cuarenta años de edad y aún siento que hay muchas cosas que no he realizado todavía. No me considero una persona frustrada por no haber consolidado un título universitario ni logro académico, aunque debo reconocer que el no tenerlo me ha cerrado muchas puertas también: Yo soy el culpable de ello por no tener una constancia en lo que realizo, y es que se presentaron oportunidades en mi vida para poder superarme pero no las aproveché. Siento que soy una persona que desea hacer las cosas de una manera diferente, tengo ideas grandes pero no tengo la determinación para terminar lo que inicié, y eso es la raíz del problema la verdad, es lo que quiero corregir. Sumado a lo anterior, siguen las c